Pluma Liviana

Franklin Castro R.

franklindecostarica@gmail.com

20 de agosto del 2011. La frase titular que completa: Diente por diente, no la había escuchado por mucho tiempo. Volvió a mis oídos una mañana de miércoles, justo después de la celebración del 02 de agosto, día de la Virgen de Los Ángeles. Me la dijo Sidney Sánchez, mi gran amiga desde tiempos de colegio; la misma que veinte años en el presente, es Viceintendente del Concejo Municipal de Paquera.

Sucedió que en calidad de ciudadano de este país de derecho, comunicador y corresponsal de prensa, solicité detalles de los gastos del ente municipal, como salarios, viáticos, combustible y demás, con el fin de realizar una nota referida a esos y otros temas, como la misma labor municipal. La Contraloría General de La República, me indicó que hacerlo no era pecado.

Los datos me fueron entregados, pero con ellos llegó el cumplimiento de la Ley del Talión: Ojo por ojo y diente por diente. Me pidieron el monto de mi salario, horario de trabajo, copia de mi contrato con la ADIP y detalles económicos de la Asociación de Desarrollo Integral de Paquera, que nada tenían que ver con mi gestión periodística. O sea, hicieron un arroz con mango.

¿Intimidación o alguien pensó que las municipalidades son intocables?. Aunque la nota venía impresa con el logo y sello del Concejo Municipal de Paquera, su presidente, German Villalobos Barahona y otros miembros, me aclararon que ellos –el concejo-, nada tuvieron que ver con la reacción revanchista.

Efecto: Precisamente tras lo sucedido, he estado conversando con la gente y ante tantas muestras de apoyo y valoración a mi función fiscalizadora de la sociedad, me han dado antojos de postularme para las próximas elecciones municipales y luchar por la Intendencia de Paquera.

Sin embargo, debo decir que en esta comunidad, hay muchas personas con la capacidad para ocupar cargos políticos. Incluso dentro del mismo concejo, existe un nombre que considero es el llamado (dentro de su partido) a buscar la intendencia en el próximo período. Pudo hacerlo en este, pero no se que pasó. Tiene peso, -literal y políticamente- hablando.

Y siguiendo con mis pretensiones políticas, desde ya me comprometo a mantener abiertas las puertas del concejo municipal y jamás me enojaré y mucho menos tomaré medidas contra quien ose pedirme cuentas. Donaré el 10% de mi salario mensualmente a causas sociales (de acuerdo al ingreso actual del intendente, serían más de cien mil colones).

Me comprometo además a no usar el vehículo municipal para viajar a mi casa, tampoco los fines de semana y mucho menos los feriados, salvo que exista una actividad debidamente agendada y justificada. Si para entonces el carro sigue con los vidrios polarizados, prometo cambiarlos por transparentes, por un lado para cumplir con la Ley de Tránsito y segundo, para que mis patronos (el pueblo), sepan hasta de qué color llevo la camisa.

Prometo que no le diré “Maguillo” a ese ciudadano (¿incómodo?) que pide cuentas por los que no lo hacen; será don Oscar, aunque seguramente quiera ser la piedra en mi zapato. A mi apodaron “Maguillo 2” por pedir información, pero las cosas hay que tomarlas según de quien vengan. Por cada fémina que no me quiere, hay siete que si lo hacen.

De mi plan de gobierno hablaré más adelante. Les advierto que no prometeré bonos de vivienda, porque esos los da el Estado con el dinero de todos. Pero desde ya, les anuncio mi lema de campaña; Paquera cambiará, pero yo seguiré siendo el mismo, cerca del pueblo y escuchando sus necesidades: ¡Franklin Intendente, porque lo quiere la gente!.

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