Franklin Castro R.

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La caída del Plan Fiscal del Gobierno de Laura Chinchilla, ha sido celebrada por numerosos sectores, pues nos estaría librando de una nueva carga de impuestos, cuyos destinos no existe la seguridad que necesariamente sean para beneficio de todos. Gracias a los medios de comunicación, nos hemos enterado de anomalías, cometidas incluso, por aquellos que deberían dar el ejemplo. Así se fueron jerarcas de Hacienda y Tributación Directa. Como diría algún predicador: hagan lo que yo digo, pero no lo que yo hago.

Si el Gobierno quiere continuar exprimiendo al pueblo, para seguir con el derroche en consultorías y otros abusos que se dan en el sector público, no estamos para nada de acuerdo. -Desde el burócrata que busca excusas para no trabajar, hasta quienes utilizan los recursos que pagamos todos, para su beneficio personal-. Lamentablemente la gente olvida rápido y en ese sentido en las elecciones nacionales, se vuelve a reincidir y no se aprovecha la oportunidad para establecer lecciones hacia los mismos de siempre.

En la política nacional urge una evolución integral. Quien situara al Partido Acción Ciudadana como una segunda o tercera opción luego de los escándalos que envolvieron al PUSC, -Ottón Solís-, ahora se asió al Gobierno apoyando el Plan Fiscal. El Movimiento Libertario ML, por su parte perdió su principal discurso, como resultado de los cuestionamientos realizados al partido.

No sabemos si Luis Fishman era el menos malo, pero debemos reconocer que junto a José María Villalta del Frente Amplio y otros más, han sido acérrimos enemigos de algunas políticas de Estado, que afectarían a quienes poseen menos recursos. Del gobernante Liberación Nacional, lo que está seguro es que se avecina una lucha de tendencias hacia la silla presidencial: Rodrigo Arias, José María Figueres, Johnny Araya y alguien más, si desean presentar una nueva fórmula frente al reciclaje político.

Cabe señalar que en este país pecamos por ser demasiado ingenuos. Si nos dan una vivienda, entonces el Gobierno es muy bueno, cuando en realidad dotar de un techo digno a los más necesitados, es un deber del Estado (para habitarla, no para alquilarla). Además, se edifican con el dinero de todos, no del Presidente de turno, del diputado de la provincia, ni de las municipalidades locales (aunque algunos lo publiciten así en tiempos de política).

Finalmente, creemos que doña Laura debe recapacitar y buscar alternativas y no insistir en soluciones fáciles. ¿Más impuestos para qué?. Me parece que se deben recaudar efectivamente los que ya existen y cerrar la llave del desperdicio y el abuso en el Gobierno. La prensa independiente informa de las irregularidades que suceden, pero cuántas más estarán escondidas y quizás nunca serán descubiertas. Usted puede ayudar, denuncie y hágase valer.

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