25 de diciembre 2025. Durante fin de año, el manejo del dinero suele verse influenciado por una carga emocional distinta al resto del año. El cierre de ciclos, las celebraciones, los ingresos extraordinarios y la presión social crean un contexto que favorece decisiones financieras impulsivas.

Coopenae–Wink resalta que en esta época las emociones tienen un peso determinante en la forma en que las personas gastan y administran sus recursos.

Ansiedad, culpa, nostalgia, deseo de recompensa y necesidad de pertenencia son algunos de los estados emocionales que se activan con mayor intensidad en fin de año. Estas emociones reducen el autocontrol y llevan al cerebro a priorizar la gratificación inmediata sobre la planificación, provocando gastos que no siempre responden a una necesidad real ni a la capacidad financiera de cada persona.

Entre los patrones más frecuentes se identifican el gasto como premio personal (“me lo merezco”), el gasto por culpa, el gasto por presión social y el consumo como forma de evasión emocional. La sobreexposición a redes sociales y a promociones digitales personalizadas intensifica estos comportamientos, facilitando compras rápidas y poco reflexionadas.

La nostalgia y la soledad también influyen en las decisiones financieras. En muchos casos, el consumo se convierte en una forma de compensar emociones, sustituyendo vínculos, reconocimiento o bienestar emocional por objetos o gastos que ofrecen alivio momentáneo, pero generan consecuencias posteriores.

Cindy Rivera, gerente de Inclusión Financiera de Coopenae-Wink señala que reconocer la emoción antes de gastar es un paso clave para transformar una reacción automática en una decisión consciente.

“En fin de año no solo cambia el nivel de gasto, también cambian las emociones desde las que tomamos decisiones financieras, y eso explica por qué muchas compras no responden a una necesidad real. Reconocer la emoción antes de gastar transforma una reacción automática en una decisión financiera más sana y sostenible”, mencionó.

7 Tips para manejar el gasto emocional en diciembre

  • Identifique su emoción antes de comprar: pregúntese qué está sintiendo y por qué quiere realizar ese gasto.
  • Aplique la regla de las 24 horas: posponga cualquier compra no planificada y revísela al día siguiente.
  • Defina un presupuesto emocional: reserve un monto específico para celebraciones y disfrute, sin comprometer obligaciones futuras.
  • Anote sus gastos impulsivos: registre no solo el monto, sino la emoción asociada a la compra.
  • Reduzca la exposición a estímulos digitales: limite el tiempo en redes sociales y promociones personalizadas.
  • Priorice experiencias sobre objetos: muchas veces generan mayor bienestar con menor impacto financiero.
  • Planifique enero: evite usar ingresos extraordinarios como si fueran permanentes.

Algunas señales de alerta de un gasto motivado por emociones incluyen compras repetitivas sin planificación, uso excesivo de crédito, ocultamiento de gastos y culpa inmediata tras comprar. Cuando el alivio es breve y la preocupación se prolonga, es momento de detenerse y revisar la decisión.

“El problema no es gastar en fin de año, sino hacerlo sin conciencia, dejando que la emoción decida por encima de la planificación. Muchos gastos de fin de año buscan aliviar una emoción momentánea, pero generan preocupaciones que se extienden hasta los primeros meses del siguiente año”, añadió Rivera.

Coopenae–Wink enfatiza que hablar de dinero también implica hablar de emociones. Las decisiones financieras no se toman solo desde los números, sino desde cómo se siente cada persona. Integrar esta dimensión emocional permite construir hábitos más sanos, evitar errores recurrentes de fin de año y empezar el siguiente ciclo con mayor tranquilidad y control.

Modelos de Costa Rica

Por Mi Prensa

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