Desde hace poco más de 10 años, en el Caribe Sur de Costa Rica se ha advertido sobre un proceso de erosión en las playas, que hace retroceder la costa provocando cambios ambientales y afectación a las estructuras localizadas sobre o próximas a la costa. Para comprender mejor y cuantificar este proceso, la Escuela de Ciencias Geográficas y la Escuela de Topografía Catastro y Geodesia, en el marco del Programa de Geomorfología Ambiental, planteó una metodología para cuantificar este proceso e identificar los puntos calientes por erosión costera en el Caribe Sur. La metodología parte de levantar líneas de costa a partir de fotografías aéreas e imágenes satelitales de alta resolución espacial, con el fin de determinar las tasas de retroceso de la costa para el periodo 2005-2016. 

Este estudio, que fue coordinado por Gustavo Barrantes de la ECG-UNA, encontró puntos calientes de erosión costera repartidos por todo el litoral. En consecuencia, el retroceso de la costa se presenta en playas arenosas extensas (rectas y cóncavas), con presencia de desembocaduras, en playas cortas e incluso en zonas protegidas del oleaje directo por arrecifes de coral. Lo anterior llevó a concluir que el Caribe Sur del país, se experimenta un proceso de erosión costera extendido que se manifiesta particularmente en 11 puntos calientes a lo largo de la costa. 

Estos puntos se localizaron en: Cieneguita-Aeropuerto, Westfalia, Boca del río Bananito, Cahuita, Puerto Vargas, Manzanillo, y Gandoca. Las playas que experimentaron la mayor pedida de área, para todo el periodo de estudio (2005-2010) fueron: Westfalia, Puerto Vargas, y la playa Bananito, al sur de la desembocadura. Así mismo, la mayor tasa de erosión en el segundo periodo analizado (2010-2016) se registró en: Puerto Vargas y en Gandoca. 

Estos procesos de erosión han llevado a la construcción de obras para su mitigación, entre ellas gaviones para proteger el sector sur del bulevar de Cieneguita y la pista de aterrizaje del aeropuerto de Limón, así como la colocación de cuantos y bloques rocosos para proteger la ruta nacional 36 próxima a la desembocadura del río Bananito. 

Este estudio, según cita, permitiría una mejor planificación de las zonas costeras, en particular en sitios donde se ubican infraestructuras costeras. Puede leer el estudio completo en la Revista Geográfica de América Central. N.º 64 o en el siguiente enlace: https://bit.ly/3DbY9Qu 

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