La semana pasada se dio un nuevo caso de por parte de una panga que llevaba gran cantidad de peces sin valor comercial y que iban a ser desechados

Fiscalía ordenó  decomiso de rastra que portaba, por ser ilegal y muy destructiva para los ecosistemas marinos

Aunque la pesca de arrastre por parte de grandes embarcaciones dejó de existir en el Golfo de Nicoya, unos pocos pescadores insisten en practicarla en pequeña escala, pero con consecuencias devastadoras para el ambiente y la propia actividad pesquera.

Es por ello que el Guardacostas, con el apoyo de pescadores responsables, que son en su gran mayoría, realiza una  constante vigilancia para  presevar los recursos del Golfo de Nicoya en beneficio de la comunidad pesquera.

Gracias a que los pescadores responsables denuncian  las prácticas nocivas para la actividad pesquera y el ambiente, el Guardacostas ha podido detectar varios casos de pesca de arrastre este año.

El más reciente de ellos ocurrió la semana recién concluida, durante un patrullaje por el sector de La Gavilana, cerca de Isla Chira, donde fue detectada una panga pescando de forma totalmente ilegal, sin documentación alguna.

Sus ocupantes, al notar la presencia policial, iniciaron maniobras de fuga.

Tras darle seguimiento, el capitán de la embarcación sospechosa realizó maniobras peligrosas, poniendo en riesgo la integridad física de los ocupantes de su propia lancha y de los oficiales del Guardacostas.

Cabe indicar que dicho capitán colisionó su embarcación contra la del Guardacostas, lo que le provocó daños a su propia lancha y resultando él mismo con algunos golpes.

Tras ser informado sobre este incidente, el fiscal de turno de Puntarenas ordenó detener al capitán de la panga, quien es de apellido Ruiz, así como decomisar dicha lancha, el arte de pesca ilegal que portaban, la cual es una rastra o changarro, y el producto que habían capturado.

El producto decomisado constaba de 125 kilos aproximadamente, el cual fue desechado luego de que el 20% fuera remitido al INCOPESCA para que valore el daño ambiental causado y rinda un informe a la Fiscalía.

Las rastras destruyen el fondo marino al arrasar con toda forma de vida, pues  al tratar de pescar unos pocos kilos de camarones, capturan gran cantidad de ejemplares  de peces y otras especies en etapa juvenil, que luego desechan por no tener un tamaño de interés comercial.

El Guardacostas coordinó con la Cruz Roja a fin de que valorara al capitán de la panga, quien afortunadamente solo experimentó golpes menores tras sus temerarias maniobras.

Es por ello que tras ser atendido en Puerto Níspero, Ruiz fue puesto a la orden de la Fiscalía de Puntarenas.

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